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" Dôgen escribe en un pasage muy conocido de su obra Shôbôgenzô:
La ilusión consiste en colocar en un lugar el ego-sujeto y en obrar a través de él sobre los objectos. La iluminación, por el contrario, consite en dejar que las cosas actúen sobre vosotros y los iluminen... Contemplando una determinada cosa, haced que todo vuestro cuerpo-espíritu se integre en el acto; haced lo mismo escuchando un sonido (de tal modo que vuestro ego pueda perderse y fundir-se en la cosa vista u oída). Entonces y solamente entonces, estaréis en condiciones de captar la realidad en su asiduidad primera. Vuestra comprehensión espiritual de la cosa no será la de un espejo reflectante de la imagen de algo tal como la luna se refleja en la superficie del agua (puesto que el espejo y la cosa que se refleja en él, o el agua y la luna, siguen siendo siempre dos entidades que conserva cada una su propria identidad). En la unificación espiritual de vosotros mismos y de una cosa, por el contrario, si uno de los dos se manifiesta, el otro desaparece totalmente, fundido en el primero. (Lo que quiere decir que en la situación de que aquí se trata, el "yo" desparece completamente y solo se manifiesta la cosa sola).
Ahora, disciplinarse en el camino del Budha no significa más que disciplinarse ante el propio ser. Disciplinarse cara a cara del propio ser, por su parte, sólo significa olvidar. Olvidar el propio ser significa únicamente ser iluminado por las cosas "exteriores". Y ser iluminado por las cosas no es otra cosa que borrar las diferencias entre vuestro (llamado) ego y los (llamados) egos de las otras cosas."
Está claro que una identificación espiritual profunda con todas las cosas de la naturaleza es precisamente lo que caracteriza la exteriorización del interior, tal como llega a ser vivida bajo la forma de una total inmersión del ego humano en un objeto - inmersión tan completa que el término "objeto" pierde su base semántica. En el dominio más limitado del placer estético, esta clase de identificación es normalmente vivida cuando, por ejemplo, se escucha intensamente una música bella.
Música tan profundamente escuchada
que ya no se la escucha, puesto que uno mismo es música mientras dura...
(T. S. Elliot: Four Quartets)"
in: Toshihiko Izutsu, El Kôan Zen, p.121.
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Imagem: auto retrato de mestre Eihei Dôgen Zenji (1200-1254).
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